Alersio Badillo enfrentó más de cuatro décadas de adicción, tiempo en el que perdió a su familia y a sus hijos. Pero nunca perdió la voluntad de trabajar honestamente.
“Nunca robé, siempre busqué cómo ganarme la vida”, afirma con orgullo. Hoy, Alersio lidera su propio emprendimiento: un puesto frente a su casa donde vende ropa nueva y de segunda. Ahí, entre telas y esfuerzo, comparte su historia con quienes lo visitan.
Con humildad y gratitud, dirige un mensaje directo a los jóvenes: “Sí se puede salir, esto es un milagro… y yo soy testimonio de eso”.