La preocupación crece entre los familiares de pacientes que dependen del servicio Mi Salud en Casa, debido a los retrasos en los pagos a las enfermeras encargadas de brindar atención domiciliaria.
Según los testimonios, estas demoras, que alcanzan hasta cuatro meses, están afectando gravemente la continuidad de los cuidados esenciales que necesitan personas con discapacidades y enfermedades de base.