Después de un semestre de arquitectura, Sara Mendoza Crespo concluyó que su creatividad fluiría mejor en una sala de cirugía que en un taller de diseño. No se equivocó. Hoy, a 24 años de haberse graduado de medicina, hace historia al ser la primera mujer en implantar un corazón artificial en Latinoamérica.
Este dispositivo, conocido técnicamente como HeartMate III, es una alternativa para los corazones que no tienen la capacidad de bombear la sangre hacia todo el cuerpo. Su uso se contempla cuando los medicamentos ya no controlan la falla cardíaca y la posibilidad de un trasplante es nula en el momento.
En Latinoamérica se han implantado aproximadamente 100 de estos dispositivos, la gran mayoría en adultos y un porcentaje reducido en pacientes pediátricos, como es el caso de Sofía González Valencia, la menor de 11 años que fue intervenida por la Dra. Sara Mendoza, jefe de cirugía cardiovascular pediátrica y congénitas de la FCV, y un equipo multidisciplinario de la institución santandereana.
“Fue un gran reto porque el dispositivo está diseñado principalmente para adultos y tiene un tamaño estándar que debe entrar en el pecho de la niña. Es una situación que no es fácil de controlar porque no se sabe con exactitud con cuánto espacio contamos”, asegura la Dra. Mendoza.
La operación se centra en el ventrículo izquierdo, donde se implanta el dispositivo para que asuma la función de bombear la sangre oxigenada hacia la aorta y posteriormente hacia todo el cuerpo. “El HeartMate III tiene un rotor que está levitado magnéticamente y tiene la capacidad de bombear hasta 10 litros de sangre por minuto. Esta tarea la hace sin generar calor ni fricción y protegiendo las células sanguíneas”, explica el Dr. Leonardo Salazar Rojas, director del programa de ECMO y Corazón Artificial de la FCV.
El haber implantado en el pasado otros mecanismos de asistencia ventricular fue de gran ayuda para la doctora Sara. A su experiencia le sumó el estudio de literatura sobre el tema y conversaciones con expertos mundiales en esta técnica. “En cierto modo en mi mente resumí algunas cosas del proceso y las dividí en fracciones. Entonces dije, esto sí lo he hecho, esto también, pero aquí en este punto tengo dudas y necesito revisar para emprender este reto”, recuerda.
En medio de la preparación también hubo una reunión con Sofía. Se quería definir cuál sería el mejor punto de salida para la fuente de poder, un cable que emana del dispositivo y atraviesa la pared abdominal para conectarse a una minicomputadora (del tamaño de un celular) externa que monitorea el funcionamiento de la máquina. Pero el objetivo principal, cuenta la doctora Sara, era encontrar juntas tranquilidad. “Quería conocerla, contarle lo que íbamos a hacer y sentir que ella aceptaba que yo sería su cirujana”.
La cirugía se realizó el 13 de junio y tras siete horas de trabajo el resultado fue muy positivo. “Un procedimiento de este estilo solo se puede hacer con el apoyo de un gran equipo. Esto fue un logro conjunto con las instrumentadoras, anestesiólogas, perfusionistas, todo el manejo de enfermería, nuestro especialista el doctor Salazar, el acompañamiento de la cirujana Diana Fajardo y el doctor Dr. Holger Buchholz, de Abbott, la casa fabricante del dispositivo, entre otras personas”, dice la especialista.
Después de la cirugía, la doctora Sara se sorprendió con la rápida evolución de la paciente y la noticia de ser la primera mujer en implantar un dispositivo de este tipo en Latinoamérica. “En ningún momento lo coloqué pensando en ser la primera, simplemente lo hice porque era necesario. No me lo esperaba, pero me siento contenta porque cada vez más se va rompiendo la brecha entre hombres y mujeres en el campo quirúrgico”, sostiene la jefe de cirugía cardiovascular pediátrica y congénitas de la FCV.
Condición y evolución de Sofía
A los siete meses de vida, Sofía González Valencia fue diagnosticada con miocarditis viral, una condición que dilata el corazón e impide el bombeo de sangre con normalidad. Con medicación se mantuvo estable gran parte de su vida, hasta que en octubre de 2021 empezó a sentir fuertes dolores en el estómago y fatiga al realizar cualquier actividad.
Por la condición en la que se encontraba, en mayo de este año fue remitida desde su natal Medellín a la FCV, donde confirmaron que su falla cardíaca era avanzada y necesitaba un nuevo corazón. Los exámenes arrojaron que no podía ser candidata en este momento para trasplante y la opción viable era el implante de un corazón artificial.
“En niños, la asistencia ventricular se emplea como puente para un trasplante en el futuro. Por ahora ella debe rehabilitarse, aprender a manejar el dispositivo y seguramente en dos años o más se podría considerar para el trasplante”, indica la doctora Sara Mendoza.
Para Ana Lucía Valencia Agudelo, madre de Sofía, los avances ya son más que evidentes. “Ella se cansaba muy fácil y después de comer casi siempre vomitaba por la misma descompensación que le provocaba la falla cardíaca. Ahora, afortunadamente hemos ido superando todos esos síntomas y está regresando mi hija juguetona y traviesa”.
FCV, un referente latinoamericano en el implante de corazón artificial
La FCV fue la primera institución latinoamericana en implantar un corazón artificial. El hito ocurrió en 2014 y la paciente, Cielo González, quien entonces tenía 51 años, continúa hoy disfrutando de su familia.
Con la cirugía realizada a Sofía González Valencia, el hospital santandereano ha realizado 26 procedimientos de este tipo: cuatro de ellos en menores de edad. La tasa de sobrevida de estos pacientes, a 12 meses del procedimiento quirúrgico, es superior al 90 %. Gracias a los excelentes resultados, en 2019 la FCV recibió el reconocimiento como centro de excelencia en asistencia ventricular por la Joint Commission International, el ente acreditador en salud más prestigioso del mundo.